Se trata de una estrategia policial cuyo objetivo es reducir las tasas de homicidio y los delitos violentos cometidos por infractores crónicos involucrados en organizaciones criminales que se puso en marcha en la ciudad de Kansas en 2014.
El programa es el resultado de la colaboración entre agentes de la policía, trabajadores sociales y organizaciones comunitarias y de investigación, y busca esbozar un mensaje, una intervención y una puesta en práctica directamente dirigidas a personas conocidas por su participación en la delincuencia.
La red multidisciplinar analiza la información sobre los individuos problemáticos y desarrolla estrategias de intervención, especialmente para los casos desencadenantes, como los homicidios cometidos por miembros de bandas. Comunicar el mensaje directamente a estas personas implica ofrecerles servicios de asistencia y apoyo social (formación profesional, empleo) en lugar de sanciones por su participación en la violencia.