Es un programa de supervisión para jóvenes en libertad condicional u otra medida alternativa que no tiene antecedentes de delitos violentos y que están bajo la custodia de los padres, responsables o instituciones de acogida. El objetivo es reducir la reincidencia y estimular el empleo y la garantía de ingresos.
El programa es implementado por policías y agentes de libertad condicional y consta de tres fases:
1) compromiso y motivación: los psicólogos establecen vínculos con los participantes y sus familias, trabajan con las habilidades socioemocionales y cognitivas, y desarrollan metas y estrategias para el futuro;
2) monitoreo y apoyo: los psicólogos se centran en las relaciones entre los jóvenes y sus familias, y ofrecen orientación sobre los recursos y asistencia comunitaria apropiada para cada caso; y
3) generalización: se focaliza en mantener el cambio de comportamiento y en resolver nuevos problemas.
La intervención ofrece técnicas de fortalecimiento familiar en ocho sesiones durante aproximadamente seis meses.