Se trata de un programa que incrementa la coordinacion, responsabilidad y capacidad de liderazgo entre los equipos responsables de la investigación criminal de homicidios en Bogotá, Colombia.
El protocolo se implementó como piloto por dos semanas en diciembre de 2015 y comenzó a aplicarse en forma oficial el 20 de enero de 2016, hasta el 4 de diciembre de 2016.
El principal cambio fue la introducción de los “escuadrones de homicidios”, formados por un fiscal, tres o cuatro investigadores técnicos de la escena del crimen (CSI, por sus siglas en inglés) y dos detectives. Estos equipos investigaban juntos múltiples casos de homicidio, desde el momento en que se les asignaba un caso hasta las audiencias de imputación, y su creación estaba orientada a cambiar el proceso de investigación, mejorando la relación y fomentando la cooperación entre estos profesionales, equipos y agencias.
A través de ello, el nuevo protocolo de investigación buscó mejorar la calidad de las investigaciones criminales y sus resultados judiciales, contrarrestando la desconexión entre la investigación inicial de la escena del crimen, las acciones de investigación previas al juicio y el juicio en sí mismo.