Es un programa desarrollado para monitorear a los agresores condenados por violencia doméstica. El objetivo es fortalecer el compromiso en el proceso correccional y prevenir la violencia futura contra las mujeres y la revictimización.
El programa consiste en encuentros entre agresores y jueces, con la frecuencia inicial de un encuentro cada dos semanas. Las reuniones están programadas con mayor o menor frecuencia, dependiendo del cumplimiento de los requisitos del agresor, y de las sanciones (advertencia verbal, mayor frecuencia de presentación ante el tribunal, retorno a las fases iniciales del programa y monitoreo electrónico) y recompensas (cumplidos y reducción de la frecuencia de presentación) en el curso del proceso.
Los jueces llevan a cabo las siguientes acciones durante las reuniones con los agresores: evaluación de los comportamientos esperados y el cumplimiento de los requisitos, planificación del programa de monitoreo, aplicación de sanciones y recompensas y revisión del funcionamiento del programa.