Una evaluación de impacto evidenció que las mujeres que recibieron la intervención estaban más satisfechas con la policía y eran más propensas a llamarla para denunciar tanto la repetición de la violencia doméstica como la violencia no física en los 12 meses siguientes al incidente inicial. Las participantes en el programa eran significativamente más propensas a utilizar los servicios de los tribunales y a buscar tratamiento de salud mental para sus hijos/as. Sin embargo, estas intervenciones no parecen reducir la repetición de incidentes de violencia doméstica [1].