Esta intervención se centró en una zona de Bogotá denominada "Bronx", la cual se constituía en el epicentro de estructuras de narcotráfico y crimen organizado, así como en una zona de incidencia crítica de diversos tipos de delincuencia. Bronx también se caracterizaba por su segregación espacial, la desconexión con el resto de la ciudad, la alta densidad de población vulnerable, el orden social ilegal y la baja integración social, entre otros.
En este contexto, el 28 de mayo de 2016, la Policía Metropolitana de Bogotá intervino la zona a través de un trabajo conjunto que tuvo como objetivo combinar la intervención focalizada por parte de las fuerzas de seguridad con acciones de desalojo forzoso y programas de prevención social y resocialización ofrecidos a través de centros de atención, casas de acogida y otros. Se establecieron, por ejemplo, programas de tratamiento de adicción a las drogas y rutas asistenciales para los menores de edad residentes en la zona. Por último, la intervención se acompañó también de la puesta en marcha de una estrategia de policíamiento de puntos calientes dirigida a otros puntos críticos de incidencia delictiva en torno a la zona del "Bronx".