El uso de la evidencia científica para la toma de decisiones de política pública comenzó más intensamente en el área de la salud pública, con estudios para evaluar las causas de las enfermedades y los resultados de medicamentos y vacunas, buscando soluciones que realmente funcionaran y no causaran efectos secundarios graves.
Esta forma de tomar decisiones se fue consolidando y expandiendo a diferentes áreas, como la agricultura, el desarrollo social y la educación, buscando que las políticas públicas fueran más eficaces y eficientes.
En las décadas de 1960 y 1970 este movimiento se abrió lugar en el campo de la seguridad ciudadana a nivel global, con el uso de estudios experimentales y cuasi-experimentales para evaluar lo que funciona y lo que no funciona para reducir la delincuencia y la violencia.
Desde entonces, y cada vez con más fuerza, se ha ido desarrollando el campo de la criminología empírica o “ciencia del crimen” que lleva acumulada una base significativa de conocimiento sobre qué es efectivo para reducir distintos tipos de delitos y violencia. Son miles de evaluaciones de impacto acumuladas en los últimos cincuenta años.
La mayoría de estas evaluaciones son de países anglosajones, que fueron sistematizadas en repositorios en línea disponibles solamente en inglés. Para cambiar este panorama y fomentar la producción y difusión de evidencias en América Latina y el Caribe, el BID decidió crear esta plataforma digital destinada a difundir evidencias en materia de seguridad ciudadana y justicia en la región.  

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