Un estudio experimental evidenció que no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la seguridad infantil, el maltrato infantil, la duración del seguimiento por parte de la asistencia social o las órdenes de supervisión impuestas a los padres. Se observó un bajo nivel de finalización del tratamiento familiar y un aumento de las tasas de derivación de niños para su acogimiento en instituciones de protección de la infancia (lo experimentó el 9% de las familias del grupo de intervención frente al 1,3% de las familias del grupo de control). Las familias informaron de un nivel estadísticamente significativo más alto de apoyo social percibido. La muestra total del estudio fue de 328 familias [1].