Se trata de un programa de gestión de la conducta en colaboración entre los agentes de policía, los responsables del tratamiento y las personas en libertad condicional. El objetivo es reducir la reincidencia y el consumo de sustancias.
El programa promueve sesiones de colaboración para que los agentes de policía aprendan de los responsables del tratamiento técnicas para gestionar los comportamientos problemáticos de las personas supervisadas y reducir así las reacciones punitivas ante determinadas infracciones. A la reunión inicial asiste el director, mientras que las otras 12 sesiones se celebran entre el agente y el participante, con supervisiones quincenales por parte del director del tratamiento.
El programa consta de cuatro componentes:
1) definir las responsabilidades y los derechos de los agentes y los participantes;
2) negociar un contrato de comportamiento semanal para modificar las conductas problemáticas;
3) supervisar el cumplimiento del contrato y aplicar sanciones o refuerzos; y
4) establecer un enfoque progresivo y sistemático de las sanciones y los refuerzos para garantizar la coherencia y la equidad en el tratamiento.