Los estudios de evaluación de impacto evidenciaron que el programa produjo una reducción estadísticamente significativa de la victimización por agresión física y relacional, y una mejora de las competencias sociales, pero no hubo efectos significativos sobre la perpetración de agresiones físicas y la responsabilidad social [1] [2].
Uno de los estudios tuvo un diseño cuasi experimental, con una muestra de 422 estudiantes de seis escuelas que implementaron el programa y 418 estudiantes de cinco escuelas que no lo implementaron, todos ubicados en la región metropolitana del oeste de Canadá [1]. El otro estudio realizó una cohorte de seis años de seguimiento, con una muestra de 432 niños/as de 17 escuelas públicas en una ciudad en el oeste de Canadá [2].