Es un programa policial para reducir los daños causados por los reincidentes en violencia doméstica mediante el establecimiento de una advertencia condicional (tal como se define en la Justicia Penal) para que el infractor no sea arrestado de inmediato, sino que preste algún tipo de servicio. Si el servicio no es prestado, el agresor es condenado por el delito inicial de violencia doméstica.

El diferencial del programa es el componente de participación obligatoria del infractor en un taller de dos días, cada uno con cinco horas y cuatro semanas de intervalo, desarrollado por un prestador de servicios a las víctimas e infractores de violencia doméstica, que trabaja para que el agresor pase de la negación y la minimización de la violencia a la aceptación de la responsabilidad por el daño causado.

El programa también ofrece estrategias de resolución de conflictos y los facilitadores también realizan entrevistas motivacionales para fomentar la voluntad de cambio.