La disuasión focalizada busca cambiar el comportamiento del infractor mediante la comprensión de las dinámicas subyacentes que producen el delito, las condiciones que sostienen los problemas de delincuencia recurrentes y la implementación de una estrategia combinada apropiadamente enfocada de acciones de aplicación de la ley, movilización comunitaria y servicio social. Estas estrategias también son conocidas como “Tirar de la Palanca” (“Pulling Levers”).
Este tipo de disuasión focalizada, en particular, tiene como objetivo actuar sobre los individuos que tienen antecedentes de comportamiento altamente violento y alto riesgo de reincidencia, que generalmente constituyen un pequeño porcentaje de individuos con comportamiento delictivo, pero que acaban siendo responsables por un gran porcentaje del total de delitos.
La policía, la fiscalía, el poder judicial y el sistema penitenciario, así como los servicios sociales, forman un grupo integrado para monitorear y trabajar con estos individuos, estén ellos en libertad o en la cárcel. Las familias de estas personas también son prioritarias en los programas sociales y de refuerzo de los vínculos con los individuos.
En el caso específico de estas intervenciones, se identifica a los actores de alto riesgo mediante análisis e inteligencia. Luego, estos individuos pasan a ser objeto de una iniciativa de comunicación (a través de “foros” o “llamados grupales”) orientada a informarles que están bajo un constante escrutinio, que no se tolerarán nuevos episodios de violencia, y que en caso de reincidencia se aplicará todo el peso de la ley. Paralelamente, se desarrollan acciones asociadas a la prestación de servicios públicos y sociales, y se promueven vínculos con los líderes comunitarios, quienes proveen apoyo moral a la intervención.