Una evaluación de impacto evidenció una reducción significativa del inicio del consumo de alcohol durante el año posterior a la aplicación del programa. Sin embargo, no se encontró ningún impacto del programa con respecto al uso de cigarrillos o marihuana, las actitudes sobre la policía, las estrategias para afrontar el estrés, el apego y el compromiso con la escuela, ni el comportamiento rebelde [1].
Un segunda evaluación de impacto no encontró diferencias estadísticamente significativas entre los estudiantes del grupo de tratamiento y los del grupo de control en cuanto al consumo general de sustancias (cigarrillos y alcohol), o mismo en cuanto a las actitudes hacia el consumo de drogas y a la autoestima 2 años después de la intervención [2].
Una tercera evaluación de impacto no encontró diferencias estadísticamente significativas entre los estudiantes del grupo de tratamiento y los del grupo de control ni en el consumo general de sustancias (cigarrillos, alcohol y marihuana) ni en las actitudes hacia el consumo de drogas 5 años años después de la intervención [3].