Es un experimento para evaluar el impacto de tratamientos con un enfoque familiar no manualizados para adolescentes con problemas de comportamiento y consumo de sustancias psicoactivas, y sus familias. El objetivo es evaluar si los enfoques familiares no manualizados son efectivos para reducir los comportamientos agresivos y antisociales, y para aumentar la adherencia al tratamiento en virtud de la participación familiar, en comparación con los enfoques de intervención que no incluyen a la familia.
Los participantes son referidos al programa por instituciones de acogida, clínicas de rehabilitación, programas comunitarios y/o instituciones de protección de la infancia y la adolescencia. El tratamiento consiste en la aplicación de terapia familiar estratégica estructural con los padres y los niños/as o adolescentes, para desarrollar relaciones saludables y técnicas de parentalidad eficaces, entrenar competencias emocionales y de comunicación, reducir las emociones y síntomas negativos, y aumentar la capacidad de resolución de problemas.
Las sesiones pueden ser individuales o grupales y tienen frecuencia semanal.