Descripción

Las intervenciones cognitivo-conductuales consisten esencialmente en un abordaje centrado en el problema, que busca ayudar a las personas a identificar y cambiar creencias, pensamientos y patrones disfuncionales que contribuyen a la incidencia de conductas problemáticas (antisociales, de riesgo y delictivas) en niños/as y adolescentes.

Las intervenciones cognitivo-conductuales adoptan, fundamentalmente, un énfasis funcional en el análisis del comportamiento y sus relaciones con las cogniciones, centrándose, en particular, en los patrones de interpretación de las situaciones sociales y en los procesos de toma de decisiones que realizan los jóvenes.

Estas intervenciones se basan en los principios de la psicoterapia cognitivo-conductual, aunque esto no implica que la intervención sea en sí misma “terapéutica” ni que el usuario necesariamente presente trastornos de salud mental. Las intervenciones pueden ser de carácter psicológico o psicosocial, y pueden aplicarse individualmente o en grupos, así como de forma presencial o por medios electrónicos (por ejemplo, a través de videollamadas).

Actualmente, este tipo de intervención se utiliza tanto en el ámbito de la prevención secundaria (centrada en los grupos sociales que, según las evidencias, son más vulnerables y tienen mayor riesgo de participar en actividades delictivas y/o de victimización) como en el de la prevención terciaria (centrada en los que ya han cometido infracciones, con el fin de evitar la reincidencia) de la violencia infanto-juvenil.

País donde fue aplicado
  • Alemania
  • Australia
  • Bélgica
  • Canadá
  • Corea del Sur
  • Estados Unidos
  • Reino Unido
  • Irán
  • Irlanda
  • Israel
  • Noruega
  • Pakistán
  • República Democrática del Congo
Evidencias

La plataforma Crime Solutions clasifica este tipo de intervención como eficaz para reducir el comportamiento agresivo, mejorar las habilidades relacionadas con el autocontrol, la gestión de la ira, la resolución de problemas y desarrollar habilidades sociales entre niños/as y adolescentes [1] [2].

Con respecto a la aplicación del enfoque de la terapia cognitivo-conductual como estrategia de prevención terciaria para los jóvenes infractores, la plataforma Crime Solutions ha recopilado evidencias de la aplicación de dicha terapia para reducir el comportamiento antisocial de los jóvenes infractores en arresto domiciliario. En este caso, sin embargo, la práctica es calificada como “sin efecto” para la reducción de la reincidencia (medida después de un período de seguimiento de 24 meses) [3].

Por último, una revisión sistemática de Campbell Collaboration examinó las intervenciones cognitivo-conductuales aplicadas a infractores, y descubrió una reducción del 25% en la reincidencia, siendo que las configuraciones más eficaces de este tipo de intervención lograron reducciones de hasta el 50%. La revisión incluyó estudios centrados tanto en adultos como en jóvenes (en su mayoría hombres), y los autores indican que, con todo lo demás constante, la terapia cognitivo-conductual tiende a ser tan eficaz para los jóvenes como para los adultos, ya que no se identificó ninguna variación significativa entre estos grupos etarios [4].

Bibliografía

[1] Sukhodolsky, D. G., Kassinove, H. & Gorman, B. S. (2004). Cognitive-behavioral therapy for anger in children and adolescents: A meta-analysis. Aggression and Violent Behavior, 9(3), 247–269. https://doi.org/10.1016/j.avb.2003.08.005

[2] Hoogsteder, L. M., Stams, G. J. J., Figge, M. A., Changoe, K., van Horn, J. E., Hendriks, J. & Wissink, I. B. (2014). A meta-analysis of the effectiveness of individually oriented Cognitive Behavioral Treatment (CBT) for severe aggressive behavior in adolescents. The Journal of Forensic Psychiatry & Psychology, 26(1), 22–37. https://doi.org/10.1080/14789949.2014.971851

[3] Armelius, B. & Tore H. A. (2007). Cognitive-Behavioral Treatment for Antisocial Behavior in Youth in Residential Treatment. Cochrane Database of Systematic Reviews. https://doi.org/10.1002/14651858.CD005650.pub2

[4] Lipsey, M. W., Landenberger, N. A. & Wilson, S. J. (2007). Effects of Cognitive‐Behavioral Programs for Criminal Offenders. Campbell Systematic Reviews, 3(1), 1–27. https://doi.org/10.4073/csr.2007.6

Casos evaluados

Educación y Formación para Resistir la Asociación con Pandillas

Intervención en Crisis de Vida

Parentalidad Sabia

Camino a Casa

Tratamiento de Reemplazo de la Agresividad

Terapia de Relaciones Padres-Hijos/as

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