Una revisión sistemática de Campbell Collaboration (con cinco estudios) reportó reducciones estadísticamente significativas del número de infracciones y delitos cometidos por los jóvenes que completaron los programas de cuidado familiar alternativo. Los autores también encontraron reducciones significativas en el número total de días que estos jóvenes pasaron detenidos por conflictos con la justicia. En ambos casos, los efectos se observaron tanto a los 12 como a los 24 meses de haber finalizado el programa. Los autores de esta revisión sistemática concluyen que los programas de cuidado familiar alternativo parecen prometedores, en general. Sin embargo, advierten que las evidencias de su efectividad para cada uno de los resultados reportados en la revisión se basan en solo uno o dos estudios [1].

Otras dos revisiones sistemáticas (que abarcan 13 y 5 estudios, respectivamente) también compararon los programas de cuidado familiar alternativo con los programas de acogimiento en grupo (en los que se reúne un pequeño número de jóvenes en hogares grupales). La primera de estas revisiones estimó que el acogimiento familiar previene casi la mitad de los actos delictivos o criminales (período de seguimiento de uno a tres años) en comparación con los programas de acogimiento en grupo [2], mientras que la segunda revisión reportó que cuando se aplicaron a jóvenes con un historial de delincuencia crónica, los programas de acogimiento familiar redujeron la incidencia de delitos violentos en un 71,9% en comparación con el grupo de control. Sobre la base de estas revisiones, la plataforma Crime Reduction Toolkit clasifica este tipo de intervención como eficaz para reducir la delincuencia (medida a través de nuevas condenas y detenciones, comportamiento antisocial o indeseable autodeclarados y estadísticas de delincuencia registradas oficialmente).

Una segunda revisión sistemática de Campbell Collaboration, esta vez centrada en los Programas de Cuidado de Parientes, reportó efectos positivos estadísticamente significativos para problemas de salud mental, problemas de comportamiento, el bienestar emocional, la duración de la estancia de los niños/as y adolescentes fuera del hogar, y la incidencia de abuso infantil, negligencia o maltrato. En este caso, la comparación fue entre los resultados de los jóvenes que participaron en estos programas y los que participaron en programas tradicionales de familias de acogida. Sin embargo, no se encontraron efectos estadísticamente significativos para la reunificación familiar o para el establecimiento de vínculos entre los niños/as y las familias de acogida [4]. A partir de esta revisión, la plataforma Crime Solutions clasifica este tipo de intervención como prometedor para reducir el abuso, la negligencia y el maltrato infantil.