Los abordajes terapéuticos para niños/as y adolescentes víctimas de abuso sexual están diseñados para reducir los efectos del abuso, que pueden manifestarse a través de condiciones como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el miedo, la depresión y la ansiedad.

Estos programas desempeñan un papel importante en la asistencia directa a las víctimas, que suelen experimentar reacciones traumáticas al abuso, incluyendo la posibilidad de “revivir” el abuso a través de recuerdos o sueños, así como trastornos mentales como la depresión y la ansiedad. Sin embargo, además del apoyo a las víctimas, la relevancia de estos programas también se justifica en términos preventivos, ya que las víctimas también pueden, como consecuencia del trauma, exteriorizar comportamientos problemáticos, como problemas de conducta sexual, hiperactividad y agresividad.

Existe una variedad de enfoques psicoterapéuticos que pueden aplicarse en estos casos, entre los que se encuentran: la terapia cognitivo-conductual, la terapia cognitivo-conductual para niños/as en edad preescolar, la terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma, la terapia centrada en el niño, el tratamiento de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR), la terapia de ensayo de la imaginación, el programa de recuperación del abuso, el asesoramiento psicológico y las técincas de la inoculación del estrés.