El policiamiento orientado por problemas (POP, por sus siglas en inglés) es una metodología que reorienta el foco del trabajo policial hacia la solución de problemas, en lugar del modelo tradicional de “reaccionar y responder a incidentes aislados” [1]. El POP es un modelo proactivo que busca coordinar respuestas muy específicas a problemas recurrentes a través de un análisis minucioso de las causas que llevan a que esos problemas se repitan, y de la búsqueda, implementación y evaluación de soluciones efectivas.
El POP enfatiza el diseño de soluciones de naturaleza preventiva, que no dependen únicamente del uso de técnicas represivas o del sistema de justicia penal, y que involucran a otras agencias públicas, la comunidad y el sector privado cuando su participación ayude a la resolución del problema.
Una de las metodologías más populares para la implementación del POP es el método de Escaneo, Análisis, Respuesta y Evaluación (Scanning, Analysis, Response and Assessment, SARA). Brevemente, cada una de las cuatro etapas consiste en lo siguiente:
1. Escaneo: el objetivo de esta etapa es definir el problema que se va a resolver de la manera más clara y específica posible. Para ello, el escaneo incluye identificar los problemas recurrentes y las consecuencias de esos problemas para la comunidad y la policía, priorizar esos problemas y seleccionar algunos pocos para un examen detallado. Un “problema” es un grupo de incidentes similares que se repiten y generan un daño a una parte de la comunidad. Se utilizan distintas fuentes para priorizar los potenciales problemas asociados a la delincuencia y el desorden en el territorio objeto de análisis. Esto puede incluir identificar los problemas que más preocupan a la comunidad, confirmar que el problema realmente existe, y comprender las consecuencias del problema y la frecuencia con la que este ocurre.
2. Análisis: el objetivo es identificar y analizar todos los datos relevantes para entender mejor el problema, incluyendo si es necesario restringir su alcance para definirlo de manera más específica, y buscar posibles explicaciones de por qué el problema está ocurriendo. Es clave aprovechar el conocimiento de los analistas criminales y la experiencia del personal policial que conoce el territorio.
3. Respuesta: la policía y sus socios seleccionan una o varias respuestas o intervenciones basadas en los resultados del análisis realizado en el paso anterior. Se esboza y después se ejecuta un plan de respuesta que incluye la naturaleza de cada respuesta, los objetivos específicos que estas respuestas pretenden alcanzar y las responsabilidades de los distintos colaboradores que participarán en la implementación de la misma.
4. Evaluación: consiste en valorar si las respuestas se aplicaron de forma coherente con el plan de respuesta, y si las respuestas lograron los efectos previstos. Por lo tanto, esta etapa incluye tanto una evaluación del proceso como una evaluación de impacto.