La creciente complejización de la delincuencia en América Latina y el Caribe, sobre todo a consecuencia del crecimiento, fortalecimiento, y transnacionalización del crimen organizado, ha generado desafíos adicionales a la región, que dificultan la labor de las instituciones de seguridad y justicia, y, consecuentemente, obstaculizan la generación de más y mejores resultados en términos de la reducción de la criminalidad, de la violencia, y de la sensación de inseguridad.

En este contexto, el uso del análisis criminal se torna cada vez más esencial, en la medida en que ésta permite a las agencias de seguridad y justicia desarrollar procesos analíticos útiles a la identificación de patrones y tendencias relevantes a al fortalecimiento de la prevención del delito y a la optimización la investigación criminal, entre ellos: la identificación de infractores prolíficos, la selección de las mejores estrategias y tácticas basadas en evidencias a ser implementadas en el terreno, la priorización de microterritorios para despliegue de patrullaje proactivo, y la identificación y análisis de problemas comunitarios y el desarrollo de soluciones orientadas a su resolución.

Distintos programas alrededor del mundo vienen aplicando estas técnicas y obteniendo resultados positivos, tal y como ha sido reportado por evaluaciones experimentales y cuasiexperimentales de impacto. Son ejemplos de esto el programa COMPStat de Nueva York, el modelo DDACTS, implementado en el estado de Kansas, el Programa de Análisis del Tráfico de Drogas, de Nueva Jersey, y el Programa de Alta Dedicación Operativa (PADO) llevado a cabo en Uruguay, con el apoyo del BID.

Con el fin de contribuir al cierre de las brechas en términos de capacidades para el análisis criminal en la región, el Banco Interamericano de Desarrollo lanzó, el 17 de junio, el curso "Fundamentos del Análisis Criminal y Reducción Proactiva del Delito". El mismo tiene como objetivo principal capacitar a los funcionarios públicos de las agencias policiales y del sistema de justicia latinoamericano y caribeño en la comprensión profundizada de la realidad delictiva, al igual que fomentar procesos de toma de decisiones basados en evidencias.

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