Los programas escolares de prevención de la violencia sexual y/o en el noviazgo trabajan con los estudiantes en sesiones grupales, difundiendo información y debatiendo temas como la violencia en el noviazgo, las relaciones de género y de poder, y la educación sexual y reproductiva. El número y la duración de las intervenciones pueden variar. Hay intervenciones más cortas que pueden durar hasta 50 horas en total (por ejemplo, “Stepping Stones”) y otras que pueden ser de hasta 21 sesiones de 28 horas cada una (por ejemplo, “Fourth R”).
Las intervenciones más prolongadas utilizan metodologías participativas para desarrollar las habilidades comunicativas y sociales de los estudiantes, y son llevadas a cabo por facilitadores entrenados. Las intervenciones más breves suelen ser realizadas por los propios docentes durante el horario de clase, y se centran más en la transmisión de información sobre estos temas que en el fomento de la reflexión crítica y el desarrollo de competencias.
Este tipo de programa también puede incluir la difusión de material informativo para aumentar la concienciación y la predisposición a denunciar (fijación de carteles y/o distribución de panfletos en los patios de recreo), sesiones informativas en las aulas, e intervenciones ambientales/situacionales que traten de aumentar la presencia de funcionarios o agentes de seguridad en los puntos calientes de las escuelas o universidades (lugares más inseguros), que sean identificados por el alumnado. Algunas iniciativas incluyen también actividades de concienciación de estudiantes, profesores y personal para que se conviertan en vigilantes naturales de estos espacios, formándolos en cómo identificar y actuar en situaciones de riesgo (“bystanders”).
Esta categoría también incluye los programas que tratan de prevenir la violencia entre pares mediante intervenciones con un fuerte componente de género. Estas intervenciones pueden llevarse a cabo durante y después de la jornada escolar, y pueden implicar tanto a estudiantes de primaria como de secundaria. Algunas de estas intervenciones son más holísticas, involucran a docentes y padres y, dependiendo del enfoque, pueden implicar a grupos mixtos o de un solo sexo de estudiantes de edades similares. Dichos estudiantes participan en sesiones facilitadas en las que se suele emplear la reflexión crítica sobre los roles de género, actitudes y comportamientos.