Programas Policiales de Redireccionamiento de Jóvenes
Los programas policiales de redireccionamiento de jóvenes son una colección de estrategias que la policía puede aplicar como una alternativa al procesamiento judicial de jóvenes.
Los programas policiales de redireccionamiento de jóvenes son una colección de estrategias que la policía puede aplicar como una alternativa al procesamiento judicial de jóvenes.
Las intervenciones cognitivo-conductuales consisten esencialmente en un abordaje centrado en el problema, que busca ayudar a las personas a identificar y cambiar creencias, pensamientos y patrones disfuncionales que contribuyen a la incidencia de conductas problemáticas (antisociales, de riesgo y delictivas) en niños/as y adolescentes.
Los programas de prevención y tratamiento del uso de sustancias tienen como objetivo prevenir, evitar o posponer el inicio del consumo de sustancias psicoactivas como el alcohol y las drogas, o bien reducir/eliminar los niveles de consumo ya iniciados.
Existen múltiples abordajes, estrategias y formas de intervención. Sin embargo, estos programas se pueden clasificar en dos grandes tipologías:
Los abordajes terapéuticos para niños/as y adolescentes víctimas de abuso sexual están diseñados para reducir los efectos del abuso, que pueden manifestarse a través de condiciones como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el miedo, la depresión y la ansiedad.
Se trata de un tribunal especializado centrado en la remisión de adolescentes que han cometido delitos no violentos por primera vez. El objetivo es evitar que pasen por un proceso penal ordinario que desemboque en una sanción, culpabilizándoles de su comportamiento, pero evitando el perjuicio de la acción penal.
Esta categoría de programas incluye un conjunto amplio de intervenciones que procuran mantener y promover la integración social de los infractores de la ley, tanto en la etapa de cumplimiento de medidas judiciales de sanción, como después del cumplimiento de la sentencia, en el período de transición cárcel-comunidad. Este tipo de programas abarca:
Existe una vasta literatura que muestra que el consumo de alcohol es un factor de riesgo para una amplia gama de lesiones, enfermedades y trastornos sociales. La conexión entre tasas impositivas, precios del alcohol y consumo (incluido el consumo excesivo) está bien establecida a partir de la asociación de niveles de consumo individuales y de población con varios indicadores de morbilidad y mortalidad.
La disuasión focalizada busca cambiar el comportamiento del infractor mediante la comprensión de las dinámicas subyacentes que producen el delito, las condiciones que sostienen los problemas de delincuencia recurrentes y la implementación de una estrategia combinada apropiadamente enfocada de acciones de aplicación de la ley, movilización comunitaria y servicio social. Estas estrategias, también son conocidas como “Tirar de la Palanca” (“Pulling Levers”).
La metodología de la justicia restaurativa tiene como premisa fundamental, en el marco de la justicia penal, la comprensión del delito como una transgresión de las personas y las relaciones y no simplemente una violación de la ley.
Los modelos de justicia restaurativa se pueden agrupar en tres grandes categorías: círculos de pacificación, conferencias y mediaciones víctima-infractor/victimario.
Son programas de tratamiento del consumo de alcohol y/o drogas que implican acciones desarrolladas durante la ejecución de la pena (o el cumplimiento de medidas alternativas), y que pueden continuar con un seguimiento tras la liberación y la reinserción en el entorno comunitario.
Los programas suelen involucrar intervenciones de terapia cognitivo-conductual, y técnicas de entrevista motivacional, además de otros abordajes farmacológicos, psicológicos, psicosociales, psicoeducativos y ocupacionales, entre otros.